El 11 de mayo de 1988 la revista digital Forbes.com destapó uno de los mayores escándalos de la historia del periodismo: las informaciones vertidas en The New Republic y firmadas por uno de sus más prestigiosos periodistas, Stephen Glass, eran falsas. Era la primera vez que una publicación digital le quitaba credibilidad a una publicación en papel.
Todo comenzó cuando Stephen Glass, de solo 25 años, retrató como si hubiera estado allí, una convención de hackers, donde una empresa de tecnología le ofreció a un chico de 15 años -que violó sus sistemas- ser el nuevo jefe de seguridad informática de la compañía.
Lo que parecía una historia curiosa, exclusiva y cargada de interés humano, resulto ser una auténtica mentira, para la que Glass había creado toda una serie de anotaciones falsas. Fue Adam L. Pennenberg, periodista de Forbes.com, quien investigó hasta descubrirlo. Véase el artículo en el que destapó tal escándalo: Lies, damm lies and fiction.
Está claro que siempre hay que revisar las fuente de las informaciones antes de publicarlas, y más si alguno de nosotros somos el redactor jefe de una importante e influyente revista estadounidense. Pero, ¿qué hacer ante esas informaciones cuyas únicas fuentes son las propias anotaciones del periodista? Pregúntenselo a Chuck Lane, redactor jefe de The New Republic, quien descubrió que 27 de las 41 historias que el periodista Stephen Glass había publicado, eran falsas. Todas sus fuentes eran inventadas.
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2 comentarios:
Muy bien el blog. Los comentarios son ricos en contenido y enlaces. Visualmente es atractivo. En el blogroll hay varios apartados.
Te he dejado una observación en otro post.
¡Sigue así!
¡Pues que sepas Evitaa que a mí se me han explotado dos arterias leyendo la práctica de Derecho!¡Debería protegernos la ley contra estas prácticas! Aunque a nosotros se nos da muy bien hacer esquemitas...¿a q sí?
¡Y pon una foto en el blog, jo! Alguna en la que salgas con el vestido verdee (que ya sabes que me encanta ese color)
Un besoo!
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