La multimedialidad y el hipertexto aún no han llegado a La Razón. La edición digital de este diario español presenta grandes carencias frente a las ediciones de los demás diarios de nuestro país. La Razón.es se reduce a un simple volcado de contenidos a la web de la versión en papel del periódico. Muestra de ello, es la redacción de las noticias online. Se trata de frases largas, en la mayoría de los casos formadas por más de un verbo y con una extensión superior a las tres líneas de texto. Otra muestra de tal afirmación es el hecho de que sus contenidos se actualicen casi cada 24 horas, cuando es característico de las ediciones digitales de los periódicos la constante y casi inmediata actualización de las informaciones. Además, los textos carecen de enlaces: no se vinculan unas noticias con otras, cuando lo más acertado sería poder enlazar un suceso con otros similares anteriores o incluso llegar a entender una resolución conociendo sus antecedentes. Esta falta de hipertextualidad en el diario implica una difícil contextualización de las noticias y lleva, con ello, a un sesgo informativo hacia el lector, a quien se le está privando de ciertas informaciones que le ayudarían a ampliar cada noticia.
Además de la carencia de hipertextualidad, La Razón.es peca de falta de multimedialidad. Sólo aparecen imágenes –y escasas- en portada. Al ampliar las noticias nos encontramos únicamente con texto. La portada digital acoge también las imágenes del día. Eso sí, en un formato bastante innovador: con apariencia de vídeo, las imágenes van pasando, ofreciéndonos la posibilidad de que detengamos, adelantemos o retrasemos la serie de fotografías.
Apenas promueve la participación del usuario en los contenidos. Éste queda relegado a enviar Cartas al director y a proponer ideas en la sección de Sugerencias.
Un punto a favor se lleva, sin embargo, la selección de servicios que incluye. A pesar de ello, se trata únicamente de una serie de enlaces externos a otras páginas en las que poder gozar de aquel determinado servicio que se ofrece. Así, si lo que nos interesa es consultar cursos y máster, el enlace nos llevará directamente a ofertainformativa.com, una página web que nada tiene que ver con los cursos y másters que podría ofrecer La Razón. Ni siquiera la sección de necrológicas está elaborada por el diario. Se trata también de un enlace externo a un servicio de Necropoli.com- diario digital necrológico.
Todas estas carencias devalúan en gran medida la edición digital de un diario de tanta difusión en España, que no sólo compite con grandes periódicos en su versión en papel, sino que también debería luchar por ganar terreno en la red, eso sí, con algo más de calidad, multimedialidad e hipertextualidad.
Apenas promueve la participación del usuario en los contenidos. Éste queda relegado a enviar Cartas al director y a proponer ideas en la sección de Sugerencias.
Un punto a favor se lleva, sin embargo, la selección de servicios que incluye. A pesar de ello, se trata únicamente de una serie de enlaces externos a otras páginas en las que poder gozar de aquel determinado servicio que se ofrece. Así, si lo que nos interesa es consultar cursos y máster, el enlace nos llevará directamente a ofertainformativa.com, una página web que nada tiene que ver con los cursos y másters que podría ofrecer La Razón. Ni siquiera la sección de necrológicas está elaborada por el diario. Se trata también de un enlace externo a un servicio de Necropoli.com- diario digital necrológico.
Todas estas carencias devalúan en gran medida la edición digital de un diario de tanta difusión en España, que no sólo compite con grandes periódicos en su versión en papel, sino que también debería luchar por ganar terreno en la red, eso sí, con algo más de calidad, multimedialidad e hipertextualidad.